sábado, 1 de septiembre de 2012

Sí, lloré!

En los últimos 5 días he hecho 7990km de Kathmandú a Madriz. De Madriz a Córdoba (400km) y vuelta... (otros 400 ¬¬') He dicho adiós a mucha gente, a alguna para siempre y por desgracia... Otra (por suerte) va a estar en mi vida a partir de ahora.

Me quedan un par de "hasta luegos" por decir esta semana... Y no son fáciles de pronunciar... Pero he decidido aprender de lo que la vida me ha mostrado en Nepal (que no enseñado, aprender o no ya depende de cada uno... ojo!). Seguir el camino y vivir lo que te vas encontrando, dejándolo pasar si no puede acompañarte. No aferrarse al momento (que pesada es esta chica con el momento, la Virgen!)... pero es que es así!

Me ha costado volver, mucho. La sensación de montarte en un taxi (y sin regatear!!!) y no dar tumbos arriba y abajo contra un techo mugriento, cinturones de seguridad? semáforos? Qué tipo de país es este!!! Igual que clavas fuertemente las manos en el asidero cuando te montas en ese Suzuki Maruti según bajas del avión, apreté fuerte las manos ese confortable Citröen (creo) con navegador, taxímetro y... hasta cinturones! Igual de fuerte que tuve que apretar la mano de mi madre en el taxi de ida al aeropuerto. Las calles llenas de gente y mierda (a lo claro), las vacas, los coches, los bocinazos... Todo me parecía extrañamente hermoso sabiendo que no iba a verlo más (al menos en un tiempo...). Lloré... Mucho. De que os extrañáis?! Cuando escondo yo que lloro? Lloré y lloro porque dejo allí dos meses de mi vida y, de verdad, que en ese taxi iba notando como se alejaba de mí una parte importante, como si se hubiese quedado en el centro de la Stupa de Boudha algo de esta chavalilla que llegó hace dos meses asustada y sin tener ni puta idea de nada en esta vida. Ahora no es que tenga mucha más, pero si más valor para intentar enterarme de como va esto de vivir fuera del nido.


Kopan Gompa
Me fui triste, pero a la vez contenta de recibir abrazos de verdad. De los que das porque necesitas que algo de ti quede con esa persona que sabes que posiblemente nunca más vuelvas a ver. Mis enanos... Posiblemente sea lo más difícil, no saber qué ha sido de ellos... No poder hacer más por los bichos... Pero no se acaba aquí, y eso si lo he metido en la maleta. Si tengo que hacer algo en esta vida, no se distanciará mucho de lo que he aprendido a hacer en Kat. No es una obligación moral ni nada similar. Mi padre siempre me ha dicho que tengo mucha suerte de trabajar en lo que me gusta. Trabajar con estos perros no solo me ha gustado, me ha llenado, y eso es muy difícil de encontrar... Sentirse pleno, lleno hasta explotar de un sentimiento de paz contigo mismo y con todo lo demás, que no te importe como llegar si al final se llega y reponerse cuando fallas porque sabes que hay alguien que dependen de ti. Sentirte útil. Suena muy heroico y en mi cabeza es así, lo juro. Posiblemente no lo sea para nadie más, pero soy yo la que tiene que ser feliz con su trabajo... y lo he sido. Todo lo demás vendrá rodado... aunque el camino sea de piedras y tenga charcos llenos de monzón!

No llego ni una semana aquí y parece que llegué hace meses. Creo que se me ha estropeado el reloj orgánico... o algo, porque me sigo despertando a las 6 de la mañana de Kathmandú... Y luego a las 6 de la mañana de aquí... y luego ya no me duermo... Es mejor parar y recalibrar. Ahora que sé que tengo donde caerme muerta en Córdoba (y muy plácidamente, diré) puedo retomar rumbo desde aquí.

Kopan Gompa
No es como si tuviésemos que sacrificarnos y volver a la rutina de casa, lamentándonos por que ha acabado todo lo que hemos vivido. Eso lleva acabando desde el día en que llegamos, igual que todo lo demás. Lo grandioso de estas cosas es entretejer con lo que eres lo que has vivido y ser parte del camino, no solo andarlo. Sí, metafísica pura y dura de la que me gusta escribir. Pero lo digo de verdad. Quizás en una o dos semanas vuelva a parecerme un día de mierda si no tengo agua caliente, se nos va la luz, tengo a una gorda en el bus que me machaca, un coche que me salpique de agua de charco... Pero cuando me esté quejando, aunque sea solo una mínima parte de mí se acordará que un día todo eso pasó... a la vez... a 8000km de casa... en Kathmandú... y que aprendí a vivir con ello, a darle el valor que tenía (que era ninguno) y a seguir con lo que verdaderamente me importaba. No se me quitará el cabreo monumental de españolito occidental regado en agua de charco... pero en algún momento, entre blasfemia y blasfemia, todo se me parecerá con la importancia que tiene... Y eso posiblemente aquí no lo hubiese conocido, porque a veces necesitamos salir de esta burbuja de Occidente.

 
Vistas desde Kopan Gompa
Y hablando de volver a la realidad, tengo una memoria (bueno ... 3!) de prácticas por hacer... La que más me está constando hacer es la de las prácticas en Nepal... No sé si me dan 30 folios para hacerles entender lo que es aquello. No digo ni si quiera mi experiencia... Si no soy capaz de contarlo con mis palabras, diariamente y en confianza como aquí... no se si podré plasmarles, y menos para que me evalúen, lo que es la veterinaria en Nepal, el trabajo de un veterinario allí... Creo que en anexos pondré entradas del blog... hahaha Para que vean lo que realmente pasó...

En fin. Continuaremos trabajando... Cuidaros!!! Namascar!!!

1 comentario:

  1. Puedes sentirte muy orgullosa de tu trabajo en Kat. He podido comprobar como tus bichos se dejaban curar y cuidar, como te lo agradecían con juegos, lametones y ladridos. Rubi, Calsberg, Lola, Dreams , Mr Maggot, Carmen, Antonio, Tara, Keira, Max, Lute, Body, Momo, Deaf Jeff, ...........y algunos mas, ya son parte de tu vida, y de la nuestra.

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