Tengo una libreta en la que pone "cosas por hacer" y cada día apunto unas cuantas. Pero curiosamente, apenas puedo tachar nada. Entre las pilas de apuntes y de libros de Cirugía por devolver (tarde) a la biblioteca hay una caja de cartón llena de medicamentos. Tengo todo el escritorio lleno de post-it y se me mezclan los apuntes con los papeles de la vacunación, los permisos para los medicamentos y las guías de viaje.
No siempre se pueden hacer las cosas como uno quiere. No siempre sale todo bien, de hecho sería mejor decir que a veces algunas cosas salen bien. Me gustaría poder preparar este viaje con todo el tiempo del mundo. Casi podría decir que lo he tenido, porque lleva circulando por mi cabeza y paseando en mis conversaciones más de un año. Pero ahora que quedan 40 días para despegar entran las prisas y los agobios. Prisas y agobios que se suman a los exámenes y el estado de hiperexcitabilidad propia.
Saqué tiempo la otra tarde para ir a ver a un amigo, un tío grande, un asturiano apodado gallego en tierras de la Pampa. Ese tipo de pelo ovejero nos llevó hasta la cima más alta de nuestras vidas, a 5545m y 7900km de casa. Con él pisamos por primera vez Nepal, y supongo que como todos con los que fui y todos los que me encontré, tejió parte de mi pasión por ese pequeño país al que juré volver. Simplemente nos contó con la mayor humildad del mundo como escaló una montaña. Un alfiler de roca llena de nieve y peligros, sólo él y su amigo, los días de Navidad del año pasado.
"Estas como una puta cabra" - y el tipo te pone cara de... ¿Yo? ¿Por qué!? y pasados estos días lo entiendo. El estuvo feliz preparando su ascensión, su material, su viaje. Sabiendo que tenían una ventana climática de 50horas para hacer cima, sabiendo que podía salir mal y bajar antes de pisar el final. Sabiendo que podrían lastimarse o incluso morir. Te cuenta con una sonrisa como tuvo principio de congelación en los dedos de los pies, como no durmieron en 60horas, como el temporal y la noche les pilló aún arriba y tuvieron que bajar rapelando 2000metros sin comida e hipotermicos. Y se ríe... y te enseña con orgullo sus fotos. Y te dice que volvería a hacerlo, y sabes, por como te lo dice, que lo haría.
Es solo un ejemplo, porque hay muchos y mucho más brutales.
Una de las pequeñas saltamontes del HCVC, excelente interna de Odontología y una pequeña gran tía, se va a Guinea este verano como voluntaria para atender a niños huérfanos. Se va sabiendo que la dictadura amenaza a los extranjeros si toman imágenes o vídeos, sabiendo que pueden ser víctimas de un secuestro por las guerrillas y teniendo claro que volverá con lo puesto, porque dejará allí parte de sí misma. Y lo dice tan feliz...
Es sólo otro ejemplo.
Me siento mucho mejor cuando me doy cuenta de que no soy la única que coge el petate, las vacunas y se embarca hacia la nada. Es una dosis de realidad sobre la propia realidad que ya vas a vivir. Ninguno somos especiales. Todos hacemos (o haremos) algo y todos tenemos nombres, pero no somos menos valientes por que nuestro nombre no se conozca...
Algún día alguien dirá de mí "Pues yo conozco a una chica que se fue a Nepal un verano allí como voluntaria. Sí! Además era veterinaria. Y nada... dice que muy bien. Que fue toda una experiencia"
Sólo me quedan 40 días, y serán 40 días duros. Sólo haré esto una vez y la aventura ya ha empezado. "Disfrutaré de todos los días cuando esté allí"... Y aquí también, porque los prólogos de las novelas son tan necesarias como el relato en sí.
Namaste!
Se, por que te conozco muy bien, que disfrutaras y darás todo lo que tienes y lo que eres, y cuando vuelvas (al menos esta vez) y pase algún tiempo, alguien dirá " Aquí estuvo una joven veterinaria, vino como voluntaria y se dejo la piel en todo lo que hizo. Simpática muchacha"
ResponderEliminarNamaste!