Hola a
todos: somos las Noviembres (Laura, Lore y Bea) y comenzamos a contaros desde
ya mismo cómo estamos viviendo esta experiencia.
Comenzamos
en el transbordo en Doha, y en concreto en las zonas “habilitadas” para dormir,
donde pasamos más horas que en vuelo (14 ni más ni menos). Lo que al principio
de la noche (23:00 hora local) eran unas amables tumbonas para agotados
viajeros se acabaron convirtiendo en cepos humanos. En ese momento entran ganas
de echarse al suelo a dormir, aunque eres consciente de que eso no va a librar
del frío que, poco a poco y en el transcurso de horas, ha ido ganando terreno a
la humilde pero mísera mantita que robaste del avión. Parece que los qataríes
han conseguido identificar (y eliminar con todo éxito) los elementos necesarios
en un asiento para alcanzar el sueño REM.
No es
mi intención espantar al viajero ni
promover el robo de mantas en aviones, sino poner de manifiesto una
realidad que al menos en ese aeropuerto pasa muy despacio.
Finalmente,
conseguimos ver desde el avión Katmandú. Creo que la única palabra para poder
describir lo que sentimos es “abrumador”.
PRIMER DÍA EN KATMANDÚ.... LA AVENTURA COMIENZA
Segundos
antes de llegar, ya pudimos ver desde lejos la cuna del montañismo. Esas
montañas blancas con las que cualquier persona ha soñado alguna vez. Los picos,
vestidos de nieve, se confundían con las nubes…. Ya nos sentíamos tan bien…!
Llegamos
al aeropuerto de Katmandú… primer choque cultural. Aquel arco que en barajas es
tan restringido, aquí suena, y mucho, pero pasa todo el mundo sin que nadie te
pare y te registre… y al salir, vemos a
nuestro futuro “hermano”. Llegamos a
casa, y nos encontramos a nuestros octubres, y a esa maravillosa familia que ya
se ha ganado nuestro cariño…
De camino
a casa pudimos ver la razón por la que estamos aquí, los perros a los lados de
las carreteras, monos subidos en balcones, terneritos por las calles…
SEGUNDO DÍA EN ESTE PARAISO.....
Siguiente
día, despertamos, aquí los días comienzan
a las 5 de la mañana. Rupesh (nuestro “hermano”) nos anuncia que tenemos
nuestro primer caso: perro, mordido hace dos días, con herida en la oreja. Aah
que emoción! Cargamos mochilas vet.
Perro de las montañas, herida poco profunda pero con pus, buen
comportamiento… Curamos, ponemos
tratamiento y la familia nos da el agradecimiento dándonos un gran aperitivo
nepalí.
Por la
tarde visitamos Thamel, la zona de compras de Katmandú. Colores, olores, y
objetos maravillosos que no puedes resistirte a comprar se clava en nuestras
retinas. Luego, plaza del templo de Budda… que decir de esta imagen tan típica,
que en persona es mejor. Sus grandes “prayer wheels” que mueves mientras rezas,
las estatuas y sus cabezas rojas de los tikkas que la gente pone con cariño.
Y
luego…. Monkey temple! Ese lugar en el que las tres coincidimos en sentimiento,
queremos llorar de la alegría que sentimos, o como se dice aquí “Atma
santusti”. Las banderitas de colores adornan el cielo, los templos, los monkeys
for everywhere. No hay lugar más bonito en el mundo… y para terminar el día
tomar unos tés en una terraza desde donde se ve Katmandú, todo está tan oscuro
que las luces de la ciudad parecen estrellas.
Hola Laura, somos la tia Gloria y el tio Santi. Nos alegra saber que estas bien y que estas disfrutando de tu labor, de los paisajes y de la gente de Nepal. Estamos al tanto de todo lo que vas mandando a traves de tus padres. Ya seguiremos en contacto a traves del blog. Muchos besos cariño.
ResponderEliminarHola Laura. El tio y yo estamos muy contentos de ver como estas disfrutando. Tus padres nos tienen al tanto de todo lo que vas enviando. Te seguimos en el blog. Pasatelo bien y aprende de la oprtunidad que te dan. Besitos.
ResponderEliminarQue pasada chicas!!! Todo lo que comentais es una pasada, es impresionante. Seguir contando que estoy enganchada. Como me alegro. Seguir disfrutando y aprendiendo muchisimo. Te queremos Peke!!!
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