Shubha Prabhat (buenos días) desde el valle de Katmandú.
Uno de los pilares de este proyecto (junto con las vacunaciones, identificación por microchip, tratamientos en las calles y ABC “Animal Birth Control”) son los workshops: ir a los colegios de los alrededores de la zona. Pues como bien dice esta frase "los niños de hoy serán la población de mañana". No solo aprenden ellos, sino también se lo comunicaran a sus padres y el día de mañana a sus hijos.
Primero contaros un poco cómo son los coles aquí: Katmandú y sus alrededores son una población muy joven, con numerosos niños de diferentes edades, pero solo aproximadamente el 60% de ellos pueden asistir al colegio. Algunos tienen que recorrer largas distancias en un solo día, pero en la mayoría de casos los coles disponen de autobuses. Afortunadamente, el índice de escolarización va en aumento, y esperemos que pronto llegue hasta las aldeas más chiquititas y rurales.
Existen dos tipos de colegios, los financiados por el gobierno (que son pocos y cuya enseñanza es muy muy mejorable) y los colegios privados, a los que solo puede acceder la población más pudiente, pero cuyo nivel es muy bueno. El idioma oficial de la mayoría de los colegios es el inglés.
Es genial esa sensación al entrar en una clase y ver millones de caritas mirándote que te saludan cantando “welcome to our school”.
Nos presentamos, presentamos el proyecto y qué es un veterinario, y les damos unas pocas nociones de qué es la rabia, qué hacer si un perro te muerde (lavarte durante quince minutos muy bien e ir directitos al hospital), así como también aprender a intuir la actitud del perro según su posición.
Y utilizamos el teatro como gran herramienta para explicarnos.
Más o menos la mitad de los niños le gustan los perros, y a la otra mitad les tiene miedo. Sin embargo el porcentaje de los que han sido mordidos es muy bajo.
Para hacerlo dinámico, les pasamos unas fotos de animales en diferentes posiciones y tienen que decirnos si acercarse o no, de qué manera…
En algunas clases (las más tranquilitas), sacamos nuestros fonendos… explicamos para que sirven y ansiosos intentan escucharse el corazón. Qué alegría ver el empeño que ponen en escuchar ese “pumpum” tarquicárdicos por la euforia.
Para terminar les hacemos partícipes de nuestro proyecto, para ver si pueden dar de comer y beber a los perros de sus calles. Y la mayoría, contentos dicen que sí.
Al irnos muchos nos llaman para darnos las gracias, y decirnos con esa miranda tan sincera que volvamos pronto.
En el último cole al que hemos ido, tras terminar la clase el director nos invitó al típico té nepalí “Masala”, y en su despacho estuvimos hablando de las diferencias entre ambos países.
Nos abrió las puertas de su colegio para emprender nuevos proyectos, así como participar como voluntarios dando actividades extraescolares, clases de español a distancia o presenciales.. (así que queridos lectores, si alguno tiene ilusión y ganas de enseñar, aprender y vivir algo así, quizás este puede ser un buen sitio!). Salimos del colegio muy contentas y motivadas para continuar con este gran proyecto que nos está enseñando tanto a todos los niveles….
Qué mejor manera de terminar el día que entrando a comer unos “momos”. Nos llevamos una gran sorpresa al saber que la mujer que nos atiende es hija de refugiados tibetanos, y detrás de las cuatro mesas que forman el restaurante, entramos a su casa, una pequeña habitación- taller de cinturones tibetanos. Entre sorbos de “tongba” (bebida que consiste en semillas de mijo al que se le añade agua hirviendo, y se sirve en unos vasos de metal), hablamos de la historia de Tibet, y de su situacion hoy en dia.
¿Quién no es feliz teniendo un día así….?
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