lunes, 16 de julio de 2012

Changing

Mejor que contaros lo mucho que nos llovió en Pasupatinath, pero lo bien que lo pasamos empapados hasta las rodillas con el agua haciendo rios y cascadas... Lo genial que cenar en Nepal en un restaurante "mejicano" con ambiente nepalo-español-hotera y escuchar reguetton y descojonarte... Mejor que todo eso, que me sabe vacío, me arriesgaré a actualizar con una entrada que una madre no querría leer jaja (mamá, para aquí!)

Hace una semana que salí de casa. Solo llevo en Nepal 6 días, pero no sabéis el vuelco que ha pegado todo esto. Yo soy de esas (y los que me conocéis lo sabéis) que no quiere comer sola en la cafetería porque le da cosa estar sola... De las que queda para tomar café con quien se ponga por delante porque no la gusta irse a casa después de clase... No me gusta estar en silencio y siempre tengo música puesta... Todo eso era hace 7 días, cuando pasé el control de Barajas sola y me recorrí media T4 para sentarme en la puerta de embarque y decir: "Me voy, de verdad". Y luego todo ha sido sorprendemente fácil. No, no seré tan populista y tan positiva... No diré fácil, ni tampoco cómodo... Quizás busco decir gratificante... Porque desde el momento en que me bajé del avión tuve que valerme de estas manitas, este coco y estas patitas para llegar a donde estoy. He tenido una suerte infinita, no por encontrarme una española en Nepal! si no porque sea, al igual que todos los demás voluntarios, personas especiales. Especiales porque no todo el mundo viene a Nepal a lo que venimos nosotros... Y por eso es tan fácil todo con ellos, porque el objetivo es el mismo, lo que viene a continuación son regalos que vamos recibiendo y todo nos viene bien.

La carta del Chino!
Pero todo queda muy idílico contado así... El primer día a la noche no sabía donde meterme. No sabía si pedirle ayuda a los mosquitos para aliarme contra la araña mutante aquella o aliarme con ella y dominar el mundo. El primer día que cogí un tuktuk me la pasé mirando por la ventana rezando para no pasarme la parada... hasta que aprendí que la parada es entre donde tú comiences a dar golpes en el chasis del bus y el conductor te decida parar. El primer día comí de frío en la habitación, una pizza sentada en la cama. Acabo de volver de cenar en un restaurante chino de la calle de atrás, sola, claro. La carta estaba en chino, solo en chino... Jajaja y he cenado tan agusto en mi mesa, casi disfrutando de mi propia compañía y de la señora china que se ha sentado a mi lado a asentir mientras yo comía. Eso no lo habría hecho en Madriz hace una semana... Quedarnos 3 horas con una cerveza y un té, escuchando a un rastas cantar canciones, tirados en unos cojines y hablando con un negrote de Eritrea... Posiblemente hubiera dicho que tenía que ir a hacer algo a algún sitio... Cosas que no te imaginas, de verdad. Pero no se nos quita la sonrisa de la boca.

Los Kids y yo (merchandising canadiense cortesía de Colin)


Pero si algo me esta llenando es trabajar con los enanos. Pero no siempre me llena de cosas buenas. Es jodidamente frustrante no contar con nada de lo que te han enseñado a usar... Solo tenemos las manos, un fonendo y lo que has retenido en la cabeza después de 5 años. Y cuando decides lo que puede o es más posible que sea... agarrate a los fármacos que tienes... que son cuatro. No voy a derrumbarme por nada del mundo, pero se hoy mi alma se me ha paseado por las sandalias llenas de barro. Puedo desgastarme la piel de trabajar por esos bichos, pero hay un momento en el que no hay más que hacer con lo que se tiene. Ahí es cuando pasamos a desgastarnos la piel acariciándoles. Las caricias también curan o eso espero. Y si se me salta alguna lágrima es por una sensación rara que tienes al final del día.
Te levantas pronto o muy pronto, te arreglas en tu cuarto de 400rupias la noche, te pones la ropa, sucia ¡porque no tienes más limpia! y te montas en el tuktuk después de desayunar un té y dos galletas. Y tardas una hora en llegar pegando botes en una furgoneta de 11 plazas donde cabemos 25...y llegas... y trabajas y comes un plato de arroz y pepino a las 11 y sigues trabajando. Y a las 5 coges de vuelta el tuktuk y te vas a casa, más sucio y más cansado de lo que fuiste. Y por el camino voy pensando lo que podemos hacer al día siguiente. Os juro que no me estoy quejando, no paro de deciros a todos cuando hablo con vosotros lo feliz que me siento aquí. Y creo que la sensación rara que tengo no es más que el cambio, pasar de tener lo que quieras a tener lo justo. A usar lo justo y a trabajar con lo que tienes. A conocer a las personas desde hace 7 días y tenerlas en cuenta como si fueran conocidos de años, a saber que te estas superando en casa cosa que haces.

Carmen
Hoy ha venido "Carmen" (en honor al día del Carmen en Spain! Of course!!). Posiblemente la haya atropellado alguna moto o algo así. Tiene los tarsos con los tendones al aire, un dolor lumbar insoportable y paresia. Cuando ha venido no se dejaba tocar. Hemos hecho lo que hemos podido con nuestro inglés precario para poner una medicación, hemos estado con ella mientras tenía los fluidos puestos, hemos curado las heridas y se las hemos vendado. Cuando hemos terminado, Carmen se ha comido un plato de arroz con pollo ella sola, levantándose de encima de su saco de arpillera y ha movido ese rapo despeluchao que tiene. Y yo he pensado que llevar a casa llena de mierda, empapada en sudor y agua de lluvia y con las piernas llenas de arañazos y mordiscos ha merecido la pena. Y es cierto...

Una servidora os deja hasta mañana. Que tengo que recoger mis escasas pertenencias... mañana me muevo de guest house a una más tranquila... El centro de Kathmandú está bien, pero no cuando intentas dormir! jaja

Namaste!!!


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