A veces tenemos que hacer cosas. O no, mejor. A veces hacemos cosas porque pensamos que debemos hacerlas. A veces esas cosas nos dan miedo, y, a veces, cuando las hacemos lo perdemos...
Esta mañana os juro que no podía levantarme de la cama. Después de una noche fatal, atacada por un ejército mosquitos asesinos que no me preguntes como pero se meten entre mis sábanas (acabo de recibir noticias de una posible invasión de chinches de colchón también) y sin dejar de tener pesadillas sobre tipos de drenajes, me levanté. Y joder, bien me hubiese quedado en la cama tosiendo y con mi fiebre a gusto, pero es que tenía que ir.
Hace 5 días llevo Carlsberg, un mastín negro lleno de nudos, rastas y demás artefactos que Ram, el ATV, retiró meticulosamente hasta convertirlo en algo parecido a un perro. Tenía una herida bastante fea en una de las patas delanteras. Tenía y tiene, y posiblemente tendrá durante bastante tiempo. Le quitaron un par de gusanos y se la vendaron. El chiste empezó al día siguiente cuando al cambiarle el vendaje del par de gusanos pasamos a quitar unos 30. Las risas aumentaron cuando al día siguiente seguían apareciendo gusanos en el vendaje a pesar de que lo cambiamos 3 veces al día. Y entonces es cuando se te ocurre la maravillosa idea de meterte a explicar en tu precario e insuficiente inglés técnico-veterinario que ese perro tiene una gusanera y necesita un curetaje y un drenaje. Y la cosa se pone más interesante todavía cuando ves sus caras de no entender nada y a ti cada vez te quedan menos palabras en inglés en la recámara... Y ahí es donde entra la determinación de: ¿lo hago? o ¿no lo hago?
Y lo hice. Y sudé. Y no lloré porque no tenía nadie quien me secase las lágrimas para poder seguir viendo lo que hacía en esa jaula oscura y llena de mierda (perdonarme la expresión, pero es que hay veces que los eufemismos faltan a la realidad y es el caso!). No es que se te olvide todo lo que te han enseñado sobre asepsia y buena praxis, es que tienes que discernir entre los que puedes usar y lo que no. Y, por desgracia, puedes usar el 10% en este lugar, el 90% que te falta todavía no sé bien de dónde sale... He estado en cientos de cirugías, y no es un dato al azar. 3 años de internado dan para mucho. Pero creo que nunca había hecho algo de manera totalmente autónoma sin nadie a quien preguntar, sin recibir órdenes o consejos y sin tener la seguridad de que si la cagaba habría alguien que lo arreglaría.
Pero lo hice. Y joder, uno se siente bien cuando ve que ha podido. Pero tenía esa incertidumbre que te devora el estómago... Y por eso no dormí esta noche, porque sabía que podía hacerlo mejor. Hacerlo mejor dentro de que para colocar un drenaje penrose he tenido que usar un guante y suturar con un mosquito. Que mi campo quirúrgico era un saco de arpillera. Que mi mesa de material era un cuenco de comida con yodo dentro. Y mi paciente, "paciente" de verdad, con su mirada perdida y solo anestesia local... Pero joder, como se le llena a uno el pecho de orgullo cuando le dicen "Good job" personas que conoce hace dos semanas, y que hace dos semanas le dijeron a la misma que habla ahora que no podían dejarla operar nada vivo en ese albergue porque no era veterinaria todavía. Pero aún mas se te llena el pecho de esa tranquilidad cuando ves que la cara del bicho cambia, que ya no tiene esa angustia y que puede dormir tranquilo. Quizás no lo hayas curado, pero el se siente mejor...
Quizás sea cuestión de la confianza que tienes en ti mismo lo que hace que los demás te vean más o menos competente. A mi me hace falta que Calsberg apoye esa pata y eche a andar para poder soltar el aire y respirar. Pero de momento, "not bad"
Y como siempre, no solo hay una primera vez, si no muchas en este sitio. Fuimos a probar el tongba, una especie de cerveza tibetana hecha con agua caliente y semillas de mijo... En un antro de los que nos gustan a nosotros, de esos en los que no ha entrado un occidental nunca y donde la señora del lugar te mira como si te hubieses perdido... Pero aún así, grandes ratos de taberna e inglés precario...
Quizás mañana me quede en casa a reposar mi futura bronquitis... (no, es mentira, ya sabéis que voy a ir!)
Namaste!!!
Esta mañana os juro que no podía levantarme de la cama. Después de una noche fatal, atacada por un ejército mosquitos asesinos que no me preguntes como pero se meten entre mis sábanas (acabo de recibir noticias de una posible invasión de chinches de colchón también) y sin dejar de tener pesadillas sobre tipos de drenajes, me levanté. Y joder, bien me hubiese quedado en la cama tosiendo y con mi fiebre a gusto, pero es que tenía que ir.
Hace 5 días llevo Carlsberg, un mastín negro lleno de nudos, rastas y demás artefactos que Ram, el ATV, retiró meticulosamente hasta convertirlo en algo parecido a un perro. Tenía una herida bastante fea en una de las patas delanteras. Tenía y tiene, y posiblemente tendrá durante bastante tiempo. Le quitaron un par de gusanos y se la vendaron. El chiste empezó al día siguiente cuando al cambiarle el vendaje del par de gusanos pasamos a quitar unos 30. Las risas aumentaron cuando al día siguiente seguían apareciendo gusanos en el vendaje a pesar de que lo cambiamos 3 veces al día. Y entonces es cuando se te ocurre la maravillosa idea de meterte a explicar en tu precario e insuficiente inglés técnico-veterinario que ese perro tiene una gusanera y necesita un curetaje y un drenaje. Y la cosa se pone más interesante todavía cuando ves sus caras de no entender nada y a ti cada vez te quedan menos palabras en inglés en la recámara... Y ahí es donde entra la determinación de: ¿lo hago? o ¿no lo hago?
Y lo hice. Y sudé. Y no lloré porque no tenía nadie quien me secase las lágrimas para poder seguir viendo lo que hacía en esa jaula oscura y llena de mierda (perdonarme la expresión, pero es que hay veces que los eufemismos faltan a la realidad y es el caso!). No es que se te olvide todo lo que te han enseñado sobre asepsia y buena praxis, es que tienes que discernir entre los que puedes usar y lo que no. Y, por desgracia, puedes usar el 10% en este lugar, el 90% que te falta todavía no sé bien de dónde sale... He estado en cientos de cirugías, y no es un dato al azar. 3 años de internado dan para mucho. Pero creo que nunca había hecho algo de manera totalmente autónoma sin nadie a quien preguntar, sin recibir órdenes o consejos y sin tener la seguridad de que si la cagaba habría alguien que lo arreglaría.
Jaula-quirófano improvisado... |
Quizás sea cuestión de la confianza que tienes en ti mismo lo que hace que los demás te vean más o menos competente. A mi me hace falta que Calsberg apoye esa pata y eche a andar para poder soltar el aire y respirar. Pero de momento, "not bad"
Y como siempre, no solo hay una primera vez, si no muchas en este sitio. Fuimos a probar el tongba, una especie de cerveza tibetana hecha con agua caliente y semillas de mijo... En un antro de los que nos gustan a nosotros, de esos en los que no ha entrado un occidental nunca y donde la señora del lugar te mira como si te hubieses perdido... Pero aún así, grandes ratos de taberna e inglés precario...
Quizás mañana me quede en casa a reposar mi futura bronquitis... (no, es mentira, ya sabéis que voy a ir!)
Tongba! |
Namaste!!!
Buscando información sobre Nepal (voy de voluntaria con niños a finales de año) me he tropezado por casualidad con tu blog y no he podido evitar engancharme a tus relatos. Enhorabuena por tu trabajo en Nepal y por el blog. ¡Suerte!
ResponderEliminarMuchísimas gracias, de corazón. Espero que puedas disfrutarlo tantísimo como esta experiencia se merece. Un abrazo, suerte y Namaste!
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